OBRA DEL GOBIERNO DE LORENZO LATORRE
Cambios
para lograr la paz interior y el orden en el país…
El país se caracterizaba hasta
1876 por gobiernos inoperantes en el control de todo el Uruguay. La inseguridad
que las revoluciones provocaban impedían
el cambio de que los hombres de campo modernos propugnaban. Uno de esos cambios
era el amparo de la propiedad privada, pero esto sólo podía lograrse a través
de un Estado moderno que brindara seguridad y orden y que fomentara la
construcción de caminos, puentes y ferrocarriles.
Para esto se comenzó por Modernizar
el aparato técnico del gobierno. El ejército
obtuvo armas que sólo estaban al alcance del Estado. Las victorias de la infantería y la
artillería dejaron desamparadas a las tradicionales caballerías
revolucionarias. En 1876, mediante un decreto se monopolizaba por parte del Estado
la utilización del fusil Remington,
y se prohibía la introducción por los particulares de esa arma. Su largo
alcance y rapidez de tiro lo convertían en el arma clave para lograr el triunfo
definitivo de la infantería. Su elevado costo lo ponía fuera del alcance de los revolucionarios los cuales seguían con
cuchillas engastadas en tacuaras compradas en pulperías. El Remington, el
Mauser y los cañones Krupp, al tecnificar la guerra operaron siempre a favor del
gobierno.
Fusil Máuser.
Fusil Remigton. Cañón Krupp.
Las comunicaciones operaron
también -¡y cuánto!- a favor del poder del Estado y de la autoridad central
montevideana. Llegó el ferrocarril y con él las líneas férreas y
los puentes sobre los principales ríos-valles del país se tendieron en
importante kilometraje por estos años. En 1879 el recorrido total de
las vías férreas del país era calculado en
287 km. Las distancias se acortaron, ya no había que depender de las
carretas o los caballos. Para estas instalaciones el dictador concedió
ventajas a la compañía
inglesa. El telégrafo que ya ligaba
Montevideo con Florida en 1873, logró en los años siguientes enlazar a todos
los departamentos con la capital. Hasta Latorre previó una red propia del
gobierno para enlazar a todas las comisarías ce campaña entre sí y con la
jefatura del departamento respectivo, la que a su vez se vincularía con
Montevideo. Latorre fue el primer gobernante que utilizó el telégrafo como
medio de contralor de la vida departamental. Ferrocarril y telégrafo
unificaban políticamente al país. La rebeldía del caudillo local o la invasión
desde la frontera eran conocidas de
inmediato –por el telégrafo- en la capital, utilizando el gobierno ahora la vía
férrea para desplazar a las tropas hacia la zona amenazada.
También se perfeccionó el aparato administrativo y jurídico: en 1877 se reorganizó el servicio de correos. Se promulgaron los códigos de Procesamiento Civil e Instrucción Criminal. En 1879 se creo el Registro del Estado Civil, con lo cual el Estado se comenzó a responsabilizar de una función cumplida hasta ese momento por la iglesia.
Cambios
para garantizar el derecho a la propiedad privada en el medio rural…
Lo que primero exigió la clase
alta rural a Latorre fue el establecimiento de firmes garantías a la
propiedad
privada de la tierra y los ganados. Esto se realizó a través de tres
elementos: la organización de las policías, el Código Rural y el
cercamiento de los campos.
La policía de campaña se reforzó y durante todo el periodo se practicó un sistema ejecutivo para concluir con el
bandidaje. Así lo denunció el historiador Eduardo Acevedo: "No pasaba una
semana sin que los diarios del interior denunciaran la muerte de personas por la
propia policía que las había arrestado. El hecho era corriente y las
poblaciones se habían naturalizado con
esa forma de exterminio".
Si la múerte de los cabecillas de
las bandas de ladrones de ganados y salteadores de caminos y estancias era ésta,
el personal subalterno de ellas tenía un destino menos trágico pero no más humano:
el taller de adoquines en la calle Yí de Montevideo. "El taller de adoquines
llegó a constituir el terror de la· campaña. Prefería morir (el paisano)
antes que pasarse los meses labrando piedra . . . "
El Código Rural fue gestado dentro
de la Asociación Rural, fue aprobado sin discusión por las cámaras de 1875 y
comenzó a regir en 1876. En él la propiedad de la tierra era rigurosamente
definida y se debía de tener títulos perfectos. El complemento para esto lo fue
la propiedad del ganado con un sistema de marcas y señales y con la creación de
la consiguiente Oficina General del Registro de Marcas y Señales. Además, se
legislaba sobre las pulperías y las peonadas y se establecieron multas y
también pena de prisión al delito de abigeato.
El gobierno de Latorre fue muy
duro con la obligación del Alambramiento de
los campos. Para agilitar el cercamiento se estipuló la “medianería
forzosa” que
obligaba a alambrar al medianero si el vecino lo hacía.
Resumen
realizado por la docente del libro "Historia del Rural del Uruguay
Moderno" de Pedro Barrán y Benjamín Nahum, capítulo Las Bases de la
Modernización, páginas 151 a175.
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